Frente al optimismo sobre el arraigo de las ideas anarquistas en el
seno de los movimientos indignados, que expresaba Nato Thompson en su
artículo La venganza del anarquista, el colectivo Cul de Sac en su opúsculo 15-M. Obedecer bajo la forma de rebelión
propone una crítica radical al 15M, planteando que el tiempo de la
indignación es el de la defensa de los privilegios, no el de la
revolución contra el orden que los produce. "El 15-M no ha supuesto
el comienzo de nada, más bien ha supuesto el final agónico de lo que
pudieron ser las aspiraciones revolucionarias inauguradas a mediados del
siglo XIX"
A leer y a discutir.
A ver, si viene el apocalipsis lo último que quiero es que me sermoneen. Y menos unos filósofos en prácticas, seudorevolucionarios de clase media con sentimientos de culpa.
ResponderEliminarDicho esto chapó por la crítica certera del asamblearismo-chat, la masa sin sociedad, el consumo cultural de la transgresión. La parte del alivio multitudinario, "correr de la mani a la tele e internet para verlo" habría que mandárselo a Fredric Jameson, gran analista del fenómeno. Ahora bien, ¿trabajamos para superarlo o nos oponemos frontalmente para erradicarlo?
David Graeber tiene un librito genial que parece escrito para el caso. El capítulo Derribando Muros casi se podría incluir como réplica en la próxima edición de 15-M. Obeceder... http://bibliotecapopularcarabanchel.blogspot.com.es/search?q=david+graeber
Como dice Graeber:
"Hay momentos en que alzar la bandera rojinegra y hacer declaraciones desafiantes es la mayor estupidez que uno puede cometer".
Salud