"Hay una crisis de la intimidad, la
cual, como perteneciente al ámbito privado, ya no se opone al ámbito
público, porque pasa a exhibirse. En el siglo XVIII se privilegió el
espacio público; fue el siglo del hombre público. Y la privacidad, en
ese contexto en el que empieza a configurarse la división entre lo
público y lo privado, quedó como el ámbito de la familia y de la mujer.
En el siglo XIX hubo una inflación del espacio privado, y el espacio
público empezó a ser estigmatizado, temido por engañoso, hipócrita, y el
espacio de la intimidad pasó a ser el de la verdad y la autenticidad,
donde se podía estar sin máscaras, y era moralmente superior. La
moralidad privilegiada era la del hogar, de las relaciones familiares,
íntimas. Esa superioridad moral de la intimidad no terminó. El ámbito
público está cada vez más estigmatizado, más asfixiado. En las décadas
de 1960/70 algo empezó a cambiar de una forma compleja, desdibujando la
frontera entre lo privado y lo público. Desde entonces, la intimidad
pasó a mostrarse en el espacio público". [Leer entrevista]
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