La época de lo estatal está ahora llegando a su fin. Con ello, termina toda esa superestructura de conceptos relacionados con el Estado que una ciencia jurídica pública e internacional eurocéntrica construyera a lo largo de cuatrocientos años de trabajo intelectual
"El área de referencia de lo político cambia constantemente,
de acuerdo a las fuerzas y a las potencias que se combinan o se separan a
fin de imponerse. Aristóteles obtuvo de la antigua polis especificaciones
de lo político diferentes a las del escolástico medieval que hizo suyas las
formulaciones aristotélicas de un modo textual y que, sin embargo, tenía ante
sus ojos algo completamente distinto — específicamente, la oposición
entre espiritual-eclesiástico y mundanal-político — es decir: una relación
de tensiones entre dos Órdenes concretos. Cuando la unidad eclesiástica europea
se quebró en el Siglo XVI y la unidad política resultó destruida por guerras
civiles cristiano-confesionales, en Francia se llamó politiques justamente
a aquellos juristas que, en la guerra fratricida de los partidos religiosos,
propugnaron al Estado como una unidad superior y neutral. Jean Bodin,
el padre del derecho público e internacional europeo, fue uno de esos típicos
políticos de aquellos tiempos.
La parte europea de la humanidad ha vivido hasta hace poco
en una época cuyos conceptos jurídicos habían sido formados completamente
desde el Estado y que había tomado al Estado como modelo de unidad política.
La época de lo estatal está ahora llegando a su fin. Sobre esto huelgan las
palabras. Con ello, termina toda esa superestructura de conceptos relacionados
con el Estado que una ciencia jurídica pública e internacional eurocéntrica
construyera a lo largo de cuatrocientos años de trabajo intelectual. Se destrona
al Estado como modelo de unidad política; al Estado como portador del más
sorprendente de todos los monopolios, puntualmente: el monopólio de la decisión
política; esta obra maestra de las formas europeas y del racionalismo occidental.
Pero sus conceptos se mantienen, incluso y hasta como conceptos clásicos.
Naturalmente, la palabra clásico suena hoy mayormente ambivalente y
ambigua, por no decir: irónica."
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