miércoles, 21 de diciembre de 2011

El Príncipe - Nicolás Maquiavelo

Maquiavelo expone en 26 apartados "qué es un principado, cuáles son sus clases, cómo se adquieren, cómo se conservan y por qué se pierden"



El mérito fundamental de Maquiavelo consistió en su habilidad para estructurar una teoría política con base en las experiencias cotidianas, al margen de toda concepción idealista. El príncipe, su obra maestra, ha tenido una trascendencia universal por constituir un verdadero manual para el ejercicio del poder. Se dice que, a lo largo de la historia, ha sido el libro de cabecera de Napoleón, Richelieu y muchos otros grandes políticos y estadistas.

No es de extrañar la amoralidad del celebérrimo libro si se toma en cuenta que Maquiavelo fue secretario de César Borgia, a quien puede considerarse su principal inspirador. En efecto, el escritor florentino estuvo al lado de César cuando este convocó, con pretextos amigables, a los capitanes que habían rehusado servirle, y en seguida los mandó degollar. Maquiavelo redactó un minucioso informe sobre aquel trágico episodio, donde ya se advierte su manera de separar tajantemente la política y la moral.

De Principatibus, título latino que dio Maquiavelo a su tratado, expone en 26 apartados "qué es un principado, cuáles son sus clases, cómo se adquieren, cómo se conservan y por qué se pierden". Maquiavelo evitó componer un tratado voluminoso, como era lo usual en su época, confiriendo mayor importancia al fondo de las cosas que a las palabras. No sólo revolucionó la concepción del ejercicio del poder sino el estilo de toda la literatura renacentista: aunque de lenguaje escueto, casi lacónico, su libro no está exento de un tono vibrante y de una gran perfección formal. Se trata del primer libro que desarrolla técnicamente, y con un lenguaje apropiado, el arte de gobernar. Para llegar a una visión tan clara de la realidad política de su tiempo, Maquiavelo supo asimilar catorce años al servicio del Estado florentino, sin olvidar las experiencias que adquirió en sus frecuentes misiones diplomáticas y en la observación directa de príncipes y monarcas.

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