(Fuente)
El autor de Tiempo para Vivir,
Jorge Riechmann, investigador del Instituto Sindical del Trabajo,
Ambiente y Salud (ISTAS) de Comisiones Obreras, señala en este ensayo
cuatro temporalidades diferentes: el tiempo del cuerpo con sus propios
ritmos que atienden al reloj biológico, el tiempo de la naturaleza con
sus ritmos cíclicos, estacionales o anuales, marcados por la migración
animal y la evolución de las especies, el tiempo de la vida social en el
cual nos desarrollamos culturalmente y el tiempo del sistema industrial
y financiero que nos tiene atados con el trabajo. Advierte que los
tiempos largos de la naturaleza se contraponen a los tiempos cortos de
la vida humana y, sin embargo, nuestro escaso tiempo ha sido ya capaz de
alterar la temporalidad planetaria como lo prueba el calentamiento
global o la extinción de la biodiversidad. Si continúan las actuales
tasas de extinción a mediados del siglo XXI podrían desaparecer entre
uno y dos tercios de todas las especies del planeta que evolucionaron
tras millones de años. Un verdadero contrasentido que prueba que esta
aceleración brutal que hemos impreso al tiempo cultural puede suponer
una verdadera amenaza para nuestra existencia ecológica.
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