viernes, 27 de enero de 2012

Conversaciones en el impasse: dilemas políticos del presente - Colectivo Situaciones

 
Hablamos de un impasse para caracterizar la situación política contemporánea, la cual requiere una práctica perceptiva que nos sitúe más allá de las representaciones utilizadas por la lengua de la política, el ensayo, la filosofía o las ciencias sociales. Y una sensibilidad que nos arrastre hacia ese tiempo en suspenso, en que todo acto vacila, y donde sin embargo ocurre todo aquello que requiere ser pensado de nuevo. Un presente que se revela entre la ironía del eterno retorno de lo mismo y la preparación infinitesimal de una variación histórica. El impasse es sobre todo una temporalidad ambigua, donde aparentemente se han detenido las dinámicas de creación que desde comienzos de los años noventa animaron un creciente antagonismo social –cuyo alcance puede verificarse en la capacidad para destituir los principales engranajes del neoliberalismo en buena parte del continente. Decimos que la detención es aparente porque no es cierto que se haya diluido de manera absoluta la perspectiva antagonista, ni mucho menos que se encuentre paralizado el dinamismo colectivo. Por el contrario, en el impasse coexisten elementos de contrapoder y de hegemonía capitalista, según formas promiscuas difíciles de desentrañar. La ambigüedad se convierte así en el rasgo decisivo de la época y se manifiesta en una doble dimensión: como tiempo de crisis que no posee un desenlace a la vista; como escenario donde se superponen lógicas sociales heterogéneas, sin que ninguna imponga su reinado de manera definitiva. El impasse describe un estado de ánimo histórico. Y nuestro modo de situarnos en él es la inquietud.


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