El efecto de los Grandes Principios Proclamados por la Revolución
Francesa. Desde aquel tiempo, cuando la Revolución bajó a las masas su
Evangelio -
no el místico sino el racional, no el celestial sino el terrenal, no el
divino sino el
Evangelio humano, el Evangelio de los Derechos del Hombre- desde
entonces proclamó
que todos los hombres son iguales, que todos los hombres tienen derecho a
la libertad
y la igualdad; las masas de todos países europeos, de todo el mundo
civilizado,
despertaron entonces, gradualmente, del sueño que los había mantenido en
la
esclavitud desde que la Cristiandad los drogó con su opio, y comenzaron a
preguntarse
si ellos también tenían el derecho a la igualdad, a la libertad, y a la
humanidad.
En cuanto esta pregunta ha sido planteada, la gente, guiada por su
admirable
sentido común, así como por sus instintos, se dio cuenta de que la
primera condición
para su emancipación verdadera, o humanization, era, por sobre todo, un
cambio
radical en su situación económica. La primera pregunta, justamente,
estaba
relacionada con el pan de cada día, pues como ha sido ya notado por
Aristóteles, el
hombre, para pensar, para sentirse libre, para hacerse hombre, debe ser
liberado de
los cuidados materiales de la vida diaria. En realidad, el burgués,
quien está tan
vociferante en sus greguerías contra el materialismo de la gente y quien
predica a ellos
las abstinencias del idealismo, lo sabe muy bien, ya que ellos ellos
mismos lo predican
sólo con la palabra mas no con el ejemplo.
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