En los años ochenta, el ensayo de Ernesto Laclau y Chantal
Mouffe Hegemonía y estrategia socialista supuso un revulsivo muy
necesario en el pensamiento de la izquierda. Con toda claridad, esa obra
investigaba las razones de fondo de la crisis del marxismo, abordando,
con radicalidad y amplitud de miras, la incapacidad del socialismo
tradicional para dar respuesta a los retos de la revolución democrática.
Ese enfoque suponía una deconstrucción de los conceptos esenciales del
marxismo, rechazando su perspectiva esencialista acerca de la
constitución de las identidades colectivas. Al mismo tiempo, sus autores
llegaban a unas conclusiones muy diferentes a las de otras visiones
"posmodernas", en las cuales el descentramiento y la dispersión de las
posiciones de sujeto se transforma en separación efectiva, en una
eliminación de la política. En la propuesta teórica de Laclau y Mouffe
se trata de una deconstrucción que precede y, al mismo tiempo, acompaña a
una radicalización del proyecto político de la modernidad.
Precisamente, su libro presentaba, junto a la negación de la naturaleza
preconstituida del sujeto político, un proyecto de búsqueda de nuevas
formas de articulación, de nuevas prácticas hegemónicas.
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