"La lucha de clases, que no puede escapársele de vista a un historiador
educado en Marx, es una lucha por las cosas ásperas y materiales sin las
que no existen las finas y espirituales. A pesar de ello estas últimas
están presentes en la lucha de clases de otra manera a como nos
representaríamos un botín que le cabe en suerte al vencedor. Están vivas
en ella como confianza, como coraje, como humor, como astucia, como
denuedo, y actúan retroactivamente en la lejanía de los tiempos. Acaban
por poner en cuestión toda nueva victoria que logren los que dominan.
Igual que flores que tornan al sol su corola, así se empeña lo que ha
sido, por virtud de un secreto heliotropismo, en volverse hacia el sol
que se levanta en el cielo de la historia. El materialista histórico
tiene que entender de esta modificación, la más imperceptible de todas". [Tesis 4]
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