“Si la revolución no revoluciona la sociedad de arriba abajo, está
destinada al fracaso. Desde la victoria de los obreros en Rusia, la
revolución estaba batida si se limitaba sólo a Rusia y si las medidas
económicas y sociales imitaban las políticas capitalistas. Basta
recordar un solo ejemplo: la voluntad de los bolcheviques de querer
desarrollar la economía del nuevo régimen copiando las recetas del
capitalismo y, especialmente, el taylorismo en las empresas. Los
comunistas de izquierda se habían levantado contra esto desde 1918.”
Michel Olivier escribe esta apasionante historia pensando en las
futuras generaciones, tratando que aprendan la historia de la revolución
fallida de Rusia, en la que la élite burocrática se las arregló para
castrar cualquier intentona revolucionaria. Dentro del partido
bolchevique hubo bastantes militantes que criticaron esta desviación
desde la izquierda, adoptando posiciones revolucionarias que los
emparentaban con las críticas que por entonces se estaban dando en
Alemania, Holanda, Italia entre los comunistas de izquierda, también
llamados comunistas de consejos.
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