El siglo XX va a ser testigo de un cambio espectacular: la conquista
de las sociedades humanas por la imagen, y la creciente supeditación a
ésta del texto escrito y el sonido (voz y música), creando una verdadera
«realidad virtual». Esta transformación se produce en el marco de la
expansión del capitalismo a escala global, posibilitada y enormemente
reforzada por la creación de la llamada «Tercera Piel» o infoesfera
(radio, televisión, Internet...). El desarrollo de la Tercera Piel
favorece el desplazamiento de las preocupaciones humanas hacia el
espacio de lo virtual, ocultando el deterioro del espacio real, la
Segunda Piel, donde residimos físicamente, y trastocando la comprensión
del funcionamiento de la sociedad en la que habitamos.
La televisión llega hoy en día a más del 80% de la población mundial,
ayudando a configurar una verdadera «Aldea Global». Allí donde en
muchas ocasiones no llega el agua, llega la tele. La irrupción de los
medios de comunicación de masas, y sobre todo de la televisión, ha
impulsado el desarrollo de la Sociedad de Consumo (mediante la constante
generación de nuevas y falsas necesidades) y, además, ha permitido
crear las condiciones para proyectar fuera de los espacios centrales los
valores urbano-metropolitanos, propiciando una capacidad de imposición
mundial sin precedentes de los valores e intereses dominantes de
Occidente.
Las nuevas tecnologías de la información y la comunicación (NTIC)
asimismo han posibilitado la creación de un capitalismo mundial cada vez
más internacionalizado y corporativo, dominado sobre todo por su
dimensión monetario-financiera, que opera non-stop, veinticuatro horas
al día, y que impone la dictadura del presente, un «tiempo real» único y
universal, como el valor del dinero, que desbanca los tiempos, las
economías y las culturas locales, provocando el retroceso intelectual y
humano de las sociedades tecnológicamente avanzadas.
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