"La obsesión bélica se ha materializado en otras obras posteriores,
especialmente en la adaptación de uno de los hechos históricos más
relevantes de la Francia del siglo XIX. Jean Vautrin dejó en su legado
literario una obra sobre la Comuna de París de 1870, el proceso
revolucionario que siguió a la derrota francesa en la guerra franco
prusiana. La Comuna terminó dramáticamente, con más treinta mil muertos.
Lo que Tardi quiso destacar, además de la insurrección, fue “esa forma
de democracia directa. Lo que ilustra mi propósito es la suscripción
popular durante el sitio de París. Las gentes, obreros, comerciantes,
dan una moneda para fundir cañones. Era intolerable para el poder que
París, siempre dispuesta a la insurrección, estuviera armada. Thiers
decidió confiscar esos malditos cañones. Los cañones que hemos de
retomar cada día”. Quizá la diferencia con el resto de su obra sobre la
guerra es que en esta se desmarcaba del acusado nihilismo que ha
caracterizado su estilo. “Cuando adapté la novela de Jean Vautrin, no
buscaba únicamente contar la historia de la Comuna en un cómic [...]
cuento la historia de una esperanza que se construye, pongo el acento en
la angustia de los soldados. Incluso, si tengo en cuenta las realidades
históricas, eso no es un sino un pretexto para contar la vida cotidiana
de esas gentes en los entresijos de la guerra". [LEER ARTÍCULO COMPLETO]
Vol. 1: Los cañones del 18 de marzo
Vol. 2: La esperanza asesinada
Vol. 4: El testamento de las ruinas
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