Este libro nos
propone recorrer los principales hitos de la filosofía política moderna. Se ha
convertido en un lugar común afirmar que ésta se distingue de la filosofía
política clásica porque en la primera la reflexión sobre la vida política se
realiza al margen de todo tipo de consideración ética o moral. Si en los
tiempos antiguos la indagación sobre la política iba indisolublemente ligada a
una exploración de carácter moral, con el advenimiento de la modernidad dicha
amalgama se descompone y el análisis político se independiza por completo del
juicio ético. Esta visión convencional es peligrosamente simplificadora y, por
eso mismo, equivocada. Lo que efectivamente aconteció con la filosofía política
moderna es que las preocupaciones éticas del período clásico pasaron a un
segundo plano. Se produjo entonces una rearticulación entre la reflexión
centrada en el “ser” y aquella encaminada a desentrañar el “deber ser”, pero de
ninguna manera esto se tradujo en un divorcio entre ambas preocupaciones.
Esta supuesta
disyunción entre una reflexión centrada en el “ser” y el “deber ser” de la
política tiene insoslayables implicaciones conservadoras que deben ser
rechazadas con total intransigencia. En otro texto de esta misma colección
también compilado por nosotros, Teoría y Filosofía Política. La Tradición
Clásica y las Nuevas Fronteras (Buenos Aires: CLACSO/EUDEBA, 1999), hemos
tratado de aportar algunos elementos críticos del saber convencional y
explorado algunas vías que nos permitirían recuperar y recrear el valioso
legado analítico y axiológico de la teoría política a la luz de los nuevos
desafíos que nos propone la época actual. Si la filosofía política fracasara en
su intento de poner fin a la escisión positivista entre “ser” y “deber ser”
corre el riesgo de degradarse hasta convertirse en una alambicada justificación
de lo existente. Confiamos en que este volumen aporte algunos elementos
valiosos para impedir tan infeliz desenlace.
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