"La psiquiatrización masiva de la población, de un modo premeditado o
no, funciona de hecho como una privatización institucional del conflicto
político, mediante la cual se 'psicologiza' el paro, el trabajo
precario, la explotación laboral y el llamado mobbing
o 'acoso psicológico' de los empleados. Una sociedad reducida a los
puros vínculos privados –contratos bilaterales cada vez más fugaces– y
tutelada por una tropilla de mecánicos-psicólogos es una sociedad en la
que finalmente –cito experiencias desgraciadamente reales– el sindicato
de una empresa defiende a sus afiliados de los malos tratos del jefe
costeándole una terapia" (De la Introducción de Santiago Alba Rico).
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