"He aquí lo esencial: este público tan
enteramente privado de libertad y que lo ha soportado todo, merece,
menos que cualquier otro, ser manejado. Los manipuladores de la
publicidad, con el tradicional cinismo de aquellos que saben que la
gente es llevada a justificar las afrentas de las cuales no se vengan,
le anuncian hoy, tranquilamente que "cuando se aprecia la vida, se va al
cine". Pero esta vida y este cine son ambos poca cosa; y es en esto que
son indistintamente intercambiables".
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